En el año 1976 había logrado establecerme con un negocio de vaqueros “Jackaroe” en mi pueblo, después de varios años en Buenos Aires y diversos trabajos: cadete, auxiliar de un técnico de Tv, vendedor de la revista visión, bancario, en varias funciones del banco de Brasil, empleado de la empresa de transporte de pasajeros internacional, Pluma, etc.
Una tarde como tantas, decidí comprarme un auto y con esa intención llegue a la concesionaria Chevrolet, "Audisio hnos SRL", en busca de un humilde y económico Fiat 1100 del año 1962, que en realidad ni me acuerdo cuanto lo pague; pero con el paso del tiempo descubrí que, valía mucho menos de lo que yo lo había pagado.
En realidad no se como definir a la suerte, pero debe ser “estar en el lugar justo en el momento justo” y eso fue exactamente lo que ocurrió, ya que, fui atendido por Cacho Audisio uno de los dueños de la agencia, que luego de un rato de amena charla me propuso que trabajara de vendedor. supongo que en esa charla el habría detectado, además de mi experiencia de vida, la condición de vendedor, que no siempre es fácil de encontrar, ya que, como una vez me lo dijo un viejo vendedor, el vendedor no se hace, el vendedor nace, después se lo prepara, se lo capacita, se lo entrena, pero la condición viene con uno.
Pero la verdad es que la propuesta me intereso mucho, tanto que esa noche casi no pude dormir, y a la mañana ya tenia tomada la decisión que seria la mas trascendental de mi vida y la que marcaría mi destino.
Así que a primera hora estuve en moreno 970 comunicándole mi decisión y ansioso por empezar aunque con los miedos lógicos de lo desconocido máxime teniendo en cuenta que en aquellos tiempos, para mi, vender un auto se me hacia una tarea dificilísima.
Luego de enseñarme las características del producto Chevrolet, los diversos modelos y las “virtudes” de los mismos, después de presentarme a quienes serian mis compañeros me ubicaron en una oficina que compartía con quien luego seria, mi socio por algunos años y gran amigo hasta el día de hoy: Juan Marusich, quien me mostró los primeros secretos de la venta de automóviles y me enseño a usar la tabla de intereses que se usaba en aquellos tiempos para determinar las cuotas.
Durante los primeros meses hacia “de oyente”, es decir, escuchaba las operaciones y trataba de asimilar todo lo que podía, ya que empezaba a descubrir un nuevo mundo y apasionante. Hasta que un día creí estar preparado, y con un portafolios y muchas ganas empecé a aplicar lo aprendido y gracias a Dios con muy buenos resultados.
Al poco tiempo mi tarea consistía en recorrer gran parte de la provincia de Corrientes, salía de La Paz los lunes a primera hora y visitaba Esquina, Goya, Santa Lucia, Bella Vista, Saladas y volvía por Mercedes, Sauce, Feliciano en una gira que concluía los sábados al medio día.
En el año 1978, a principios del mes de septiembre, y en uno de los tantos avatares económicos de nuestro país la Chevrolet decide abandonar la Argentina, y Audisio no tenia definido todavía con que marca seguiría. Esto, sumado a mis ganas de independencia, determinó la segunda decisión trascendental de mi vida… con mi portafolios y una enorme confianza el 24 de septiembre de 1978, luego de un par de reuniones empezamos con Juan Marusich una sociedad “Geminiani y Marusich” que siguió por 4 años hasta 1982.
En ese lapso compramos el primer salón de ventas, ubicado en Urquiza y Echagüe, al Sr Jorge Daher que tenia una tienda y como condición para vendernos el salón nos vendió mostradores, estanterías, lámparas, todos elementos que a nosotros no nos servían para nada, pero como nos facilito la compra financiándonos el 50% no pudimos negarnos.
Esos 4 años fueron muy positivos ya que en ese ínterin nos ofrecieron representar a la firma Haimovich de Paraná, concesionarios Dodge gracias una recomendación del Sr Hispano Gabella, quien, sin que nosotros lo supiéramos, le había dado muy buenas referencias a los propietarios. esta relación duro hasta septiembre de 1980 donde se nos ofreció representar a la firma Renault siendo agentes oficiales de Rombo Santa Fe, empresa concesionaria de la marca ubicada en Urquiza y Tucumán, lo que trajo aparejada una importante mejora económica ya que duplicaba las comisiones que recibíamos por Dodge.
Por algunas diferencias en la forma de manejo de la sociedad y sin romper esta amistad que nos une hasta el día de hoy, decidimos terminar la sociedad en muy buenas relaciones, haciéndome cargo del paquete completo, lo que incluía activo y pasivo, por lo tanto el primer tiempo fue bastante duro, pero con mucha determinación y confianza Salí adelante.
Luego de un par de años en este, para mi, histórico lugar ante muy buena oferta hecha por el instituto del seguro, que permanece actualmente, lo vendí, para instalarme en calle Urquiza 1140 en lo que había sido una tradicional panadería por muchos años. así es que inicie la construcción y remodelación de un nuevo local que se adaptara a las nuevas exigencias del negocio ya que ademas, ahora tenia repuestos y taller para servicio de los autos 0km.
Esto también trajo aparejado la contratación de más personal y obviamente, aumentaba el costo fijo por lo que debía, extremar y agudizar las posibilidades de venta.
Una tarde de septiembre, siempre septiembre, un mes determinante, en mi vida sin dudas, vine a negociar con Cacho Audisio, mi ex patrón, un auto para su esposa. Mientras caminábamos por la vieja concesionaria recordando muchas y divertidas anécdotas se me ocurrió un comentario: “que lastima este espacio desperdiciado y sin uso” (ya que en ese momento estaba desocupado después de haber sido por algún tiempo una confitería) y él me dice: “te lo vendo, porque le compre un campo a mi hermana y se lo tengo que pagar en 6 meses”, por lo que me ofreció las mismas condiciones de pago.
No había pasado una hora que con mucho entusiasmo y un poco de osadía o irresponsabilidad acepte el negocio y a las 48 hs estaba en mi propiedad, esa en la que había empezado casi de casualidad esta, para mi, extraordinaria y hermosa profesión del comercio de automotores, pero además era el dueño de un lugar que, sentado en un banco de la plaza que todavía permanece, soñé siempre con tener la confianza ciega de que algún día lo podía lograr.
Las ganas, el esfuerzo, la invalorable ayuda de mi esposa, el nacimiento de mis hijos y una línea de conducta me permitieron, no solo cumplir con mis obligaciones, sino, llegar hasta el presente sorteando muchísimas dificultades y obstáculos, poniendo siempre ganas, lucha, sacrifico y trabajo, mucho trabajo.
Mi concesionaria respondió a la marca Renault por 9 años, a Nissan por 3 años y por motivos de estricto comportamiento del mercado, luego de sortear los nefastos años 2001 y 2002, desde entonces una multimarca que me ha permitido un importante crecimiento económico ya que con la revaloración de los productos del campo los pueblos como La Paz crecieron rápidamente y, por ende, quienes vivimos en el.
En síntesis, la determinación, audacia, confianza, conducta, trabajo, dedicación, apoyo familiar, y haber estado en el lugar justo en el tiempo justo me permitieron cumplir mi sueño de una pequeña empresa que, luego de 42 años tiene un nombre y un lugar en la provincia de Entre Ríos.